La Habana (Cuba), 1895 – Tenerife/Islas Canarias (España), 1963
El compositor cubano más conocido internacionalmente de todos los tiempos se destacó también como pianista y maestro. Representa la gran tradición de versatilidad de la música popular hispanocaribeña, destacándose en diversos géneros, incluso en la música “clásica”. Su conjunto de danzas afrocubanas para piano es probablemente la más estilizada composición de diversos ritmos de herencia afroamericana: la conga, la danza lucumí, y sobre todo la célebre Comparsa.
Las composiciones de Lecuona fueron grabadas en épocas distintas y en los más diversos formatos. Entre las piezas marcadas por el legado africano, también podemos mencionar sus clásicos “Siboney”, “Canto Karabalí”, “Tabú y Babalú” (erróneamente atribuida a su sobrina Margarita, cantante), entre muchas otras. Compuso también algunas de las canciones españolas más conocidas de todos los tiempos, como “La malagueña” y “Andalucía” (la compañía de derechos autorales BMI testimonia que fue interpretada en más de un millón de ocasiones). También valses célebres como “Crisantemo”, habaneras, mazurcas y danzas cubanas; además de las más conocidas zarzuelas caribeñas –“María la O” y “El cafetal” –, operetas, ballets y música para una decena de producciones de la industria cinematográfica de México, en Buenos Aires, La Habana y Hollywood (en 1942, fue nominado para el Oscar a la mejor canción).
Lecuona formó con Gonzalo Roig la Orquesta Sinfónica de La Habana y más adelante una de las primeras orquestas populares latinoamericanas en alcanzar éxito en los Estados Unidos y en Europa: los Lecuona Cuban Boys, que causaron furor durante los años 30. “Rapsodia negra” es su composición orquestal más conocida. Por causa de la Revolución Cubana se exilió en Nueva York. Su ambivalencia entre “lo clásico” y “lo popular”, su condición de exiliado y sus inclinaciones homosexuales dificultaron el reconocimiento de su enorme importancia para la sonoridad tropical.
Conteúdo atualizado em 17/04/2017 22:15