
Un panel en el Summit Agenda SP+Verde debatió cómo los avances en regulación, financiamiento e investigación aplicada pueden consolidar a São Paulo como referencia en tecnologías de captura y almacenamiento de carbono.
Con la mayor concentración de plantas de etanol del país, una base científica sólida y un parque industrial diversificado, São Paulo reúne condiciones únicas para liderar el desarrollo de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CCS) y bioenergía con captura y almacenamiento (BECCS). El desafío es consolidar el marco regulatorio, ampliar los mecanismos de financiamiento y fortalecer la integración entre academia, gobierno y sector productivo para llevar los proyectos a escala comercial.

Esa fue la evaluación de los especialistas reunidos en el panel “Tecnologías para una Economía de Bajo Carbono: CCS, BECCS y el Potencial Paulista”, realizado el martes (4 de noviembre) durante el Summit Agenda SP+Verde — evento pre-COP promovido por el Gobierno del Estado, la Alcaldía de São Paulo y la Universidad de São Paulo (USP). El panel formó parte de la 8ª Energy Transition Research & Innovation Conference (ETRI 2025), conferencia internacional promovida por el Centro de Investigación e Innovación en Gases de Efecto Invernadero (RCGI) de la USP en asociación con el Offshore Technology Innovation Centre (OTIC). En esta edición, parte de la programación de la ETRI se realizó dentro del Summit Agenda SP+Verde, ampliando el alcance de las discusiones sobre transición energética rumbo a la COP30.
“Entiendo que uno de los principales roles del Estado es la regulación; establecer normas claras que brinden seguridad al inversor. Son proyectos complejos y de alto valor que necesitan un entorno adecuado”, afirmó Liv Nakashima Costa, directora de Gestión Corporativa y Sostenibilidad de CETESB. Según ella, el organismo ambiental ya se prepara para atender futuras solicitudes de licencias de estudios de viabilidad, capacitando equipos y perfeccionando protocolos técnicos. “Nuestro objetivo es garantizar seguridad ambiental y jurídica, con datos de calidad, para hacer de São Paulo un centro de innovación y un estado descarbonizado.”
La complejidad y el costo de los proyectos también fueron destacados por Bruno Laskowsky, socio de YvY Capital, gestora enfocada en infraestructura y transición energética. Recordó que los emprendimientos de CCS y BECCS exigen capital intensivo y maduración a largo plazo. “Si hay un lugar para hacer viables estos proyectos, es Brasil — y particularmente São Paulo, por la proximidad con las plantas de etanol. Pero es necesario crear estructuras de financiamiento adecuadas. La mayor herramienta para destrabar inversiones sostenibles en infraestructura es reducir la tasa de interés”, señaló. “Siempre hablamos del ‘Costo Brasil’, pero estamos ante una oportunidad que puede ser el ‘Bono Brasil’.”
Para Juliana Damasceno, directora de Desarrollo de Negocios para América Latina en Worley, la conexión entre el sector público y el privado es uno de los factores clave para que la transición energética avance. Destacó que Worley ha contribuido a este proceso con cerca de 3.000 proyectos en varios países, incluyendo iniciativas de almacenamiento y monitoreo de CO₂. “El gran desafío es cómo controlar eso, cuál es la garantía de que el CO₂ permanecerá almacenado”, observó.
A medida que avanza la regulación, el costo inicial de las inversiones y la infraestructura necesaria siguen siendo puntos críticos, pero también representan oportunidades. “Tenemos las herramientas y las soluciones para hacerlo realidad. Celeridad es la palabra clave: necesitamos avanzar rápidamente para alcanzar esos compromisos”, añadió.
En el ámbito científico, el RCGI-USP ha desarrollado iniciativas orientadas a la creación de soluciones tanto tecnológicas como de mercado. “La startup RCGI-USP Carbon Registry fue creada para registrar créditos de carbono con metodologías propias, adaptadas a la realidad nacional y alineadas con los estándares internacionales”, explicó Julio Meneghini, director científico del RCGI. “Con el Marco Legal del Mercado de Carbono en vigor a partir de enero de 2027, tenemos poco más de un año para preparar el ecosistema y atraer a los principales actores.”
Meneghini también recordó que la USP alberga la primera planta piloto del mundo para producir hidrógeno de bajo carbono a partir del etanol, una tecnología que puede alcanzar emisiones negativas si se combina con BECCS. “Imaginen: usar etanol — un combustible ya renovable — en un proceso que captura el CO₂ y lo almacena de forma segura. Ninguna otra fuente renovable, ni la solar ni la eólica, alcanza esa huella de carbono. Es una oportunidad de oro para Brasil y, especialmente, para São Paulo.”
Con la COP30 acercándose, que se celebrará en Belém (PA) en 2025, los panelistas destacaron que el liderazgo brasileño no se limita a los días de la conferencia. “La responsabilidad de Brasil — y de São Paulo, como el estado más industrializado del país — es mostrarle al mundo los caminos posibles de la descarbonización.”