Eln espacio, que será una mezcla de museo, simulador y estudio artístico, tiene como objetivo reunir a investigadores, empresarios, tomadores de decisiones y estudiantes para ampliar el debate sobre soluciones para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero y la descarbonización, por ejemplo.
Un nuevo laboratorio de la Universidad de São Paulo (USP) reunirá en un solo lugar un museo de ciencias, un simulador de productos y tecnologías y un estudio artístico. La idea es que el espacio de 400 m2, instalado dentro del edificio Inova USP en São Paulo, albergue tecnologías inmersivas y de realidad virtual para exhibir y experimentar soluciones para un público diverso compuesto por estudiantes, investigadores, tomadores de decisiones y emprendedores. . La inauguración tuvo lugar este lunes (4/8), a las 14 horas (Av. Prof. Lúcio Martins Rodrigues, 370, Butantã).
Denominado USP-RCGI Digital Lab, el laboratorio reúne la experiencia de algunos laboratorios de la USP, como el Laboratorio de Interacción Fluido-Material del Centro de Investigación e Innovación en Gases de Efecto Invernadero (RCGI), Simulaciones Aplicadas a Materiales: Propiedades Atomísticas desde la Física Instituto (IF), y Centro de Dinámica de Fluidos (NDF) de la Escuela Politécnica.
“El laboratorio está en línea con las investigaciones que se desarrollan en el RCGI, con foco en la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero y la descarbonización. Cumplirá con varias demandas; tenemos que fomentar el debate entre diferentes comunidades, como investigadores, empresarios, estudiantes y tomadores de decisiones tanto del gobierno como de la industria”, afirma Julio Romano Meneghini, profesor de la Escuela Politécnica de la USP y director científico del RCGI.
Para Caetano Rodrigues Miranda, profesor del IF-USP y director de Difusión del Conocimiento del RCGI, “el Laboratorio Digital del USP-RCGI permitirá vivir el problema del cambio climático desde una escala molecular hasta planetaria”, afirma. “Utilizaremos el arte como forma de difundir los conceptos que trabajamos en RCGI”, añade.
Una de las tecnologías que se utilizará es el molecularium, una especie de planetario que está formado únicamente por moléculas. “El molecularium implica no sólo visualizar moléculas sino también interactuar con ellas en realidad virtual. Sabemos la importancia del arte y su poder para aumentar el compromiso de las personas. Por eso, vamos a crear programas de residencias artísticas en el laboratorio para unir arte y ciencia”, dice Miranda.
Para Meneghini, “otra aplicación es la visualización de flujos con aplicaciones en aerodinámica, hidrodinámica, compresores, sellos de CO2, hidrógeno y gas natural, entre otros. También permite visualizar pilas de combustible, reactores y turbinas eólicas, entre otros”.
El espacio cuenta con un estudio para producción de videos 360°. Además de la interacción y el “manejo” de moléculas virtuales, el proyecto permite transformar en sonido algunas de las propiedades de estas moléculas. “Con esto es posible crear, a través del diseño sonoro, elementos para la composición y también un instrumento para instigar y despertar el interés de la gente en temas como el cambio climático, los eventos extremos, el secuestro de carbono y muchos otros”, afirma.
Un ejemplo de esta posibilidad de presentar interacciones que ocurren a escala molecular sería el dióxido de carbono (CO2). “A través de la tecnología inmersiva es posible visualizar la transformación de la molécula de CO2, agente del efecto invernadero, en otro producto que puede ser utilizado para otros fines, o incluso comprender un proceso de captura de CO2 en reservorios geológicos. Son procesos que involucran una parte de catálisis y el investigador, por ejemplo, podría experimentar cómo sería el mundo a escala atómica”, afirma.
El laboratorio también permite la simulación a escala planetaria. “Estas tecnologías inmersivas, o como las llama la industria, gemelos digitales –la reproducción en un entorno virtual de equipos, procesos, fábricas enteras o planetas, alimentados por datos reales– nos permiten verificar la dinámica a escala planetaria de algunos efectos. que están sucediendo, lo que permite predecir escenarios dentro de este entorno inmersivo”, afirma. “Esto hace que los procesos de exploración sean mucho más naturales y puedan surgir situaciones completamente diferentes a las esperadas. El resultado de estas simulaciones y visualizaciones del problema son tecnologías y propuestas de soluciones más adecuadas para mitigar el cambio climático”, afirma.
El laboratorio trabajará en diferentes frentes. Uno de los objetivos es trabajar con la educación para que las generaciones futuras comprendan mejor el cambio climático, las tecnologías y las soluciones para combatirlo. Además, las simulaciones pueden ser utilizadas no solo por investigadores sino también por emprendedores y nuevas empresas para validar sus productos y servicios innovadores. Todo ello con el objetivo de unir ciencia y arte para que la difusión del conocimiento tenga un mayor compromiso y un carácter innovador.
“Además de su carácter educativo y de simulación para investigadores y empresarios, estas tecnologías enriquecen mucho los argumentos. Si tengo que discutir con un político o con alguien que está trabajando en una nueva legislación, es mucho más fácil mostrar qué es el CO2, por ejemplo, a escala atómica y cuál es su efecto a escalas mayores”, afirma.
Para Miranda, uno de los mayores activos y objetivos del nuevo laboratorio será sumar más personas al debate. “Tenemos algunos ejemplos de museos, programas de ciencia y arte y centros de investigación en todo el mundo, pero este laboratorio no se inspiró en un único modelo, lo que lo hace muy innovador”, concluye.